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25 de mayo de 2011

'The Big Bang Theory' termina una cuarta y descafeinada temporada

Dentro de la media docena de comedias que tiene CBS en parrilla hay un par que se salen de la sensación de “estar viendo la misma comedia una y otra vez”, lo cual es de loar porque hoy en día (y las que vienen el año que viene) es muy difícil distinguirlas apropiadamente. Una de esas comedias peculiares de la cadena es una serie que hasta ahora era una imprescindible de la televisión (digo hasta ahora porque para mí ha perdido mucho). Me estoy refiriendo a ‘The Big Bang Theory‘, sitcom que viene de la mano de Chuck Lorre y que terminó, la semana pasada, su cuarta temporada.

Así pues hemos podido disfrutar (o no) de una nueva temporada en la que hemos visto al grupo de Sheldon, Leonard, Howard, Raj y compañía más “maduros” que nunca (lo cual no es malo en sí). La serie ha contado con tramas más propias de otras sitcoms que de una que, precisamente, destacaba por lo original de su ambientación. Y es que el “Smart is the new sexy“ de hace unos años ha evolucionado a una especie de “Geeks in love“ que no le ha hecho ningún favor a la serie, firmando la serie una de sus peores temporadas.

La deriva hacia la comedia de parejitas

Siempre que comento algo sobre ‘The Big Bang Theory‘ me gusta resaltar el hecho de que es una sitcom de manual, muy clásica a pesar de la temática friki. Lo cual no quiere decir que sea malo, simplemente nos recuerda que no es nada revolucionaria, y lo que ha pasado esta temporada lo ejemplifica perfectamente. Con la instauración de Priya, la hermana de Raj, como personaje regular en esta temporada y su relación con Leonard, la comedia abrazó irremediablemente el estatus de comedia de parejitas, cargándose por completo el espíritu de la serie.

Y es que ya no estábamos viendo el ‘The Big Bang Theory’ de hace un par de años, con ese amor casi utópico entre el empollón y la camarera que, dentro de la dinámica de la serie, no molestaba. O por lo menos estaba perfectamente integrada dentro de un todo argumental en cada episodio, que normalmente centrado en la última ocurrencia del grupo masculino, a veces era la última ocurrencia de Sheldon, a veces la desesperación por ligar… vamos, lo que era la dinámica de la serie la temporada pasada. En esta cuarta temporada ‘The Big Bang Theory’ se ha convertido en una comedia de parejitas formada por Priya y Leonard, Bernadette y Howard, la “no-pareja” Amy y Sheldon (dentro de lo suyo, claro), y Penny y Raj como los que no tienen nada.

¿Resultado? pues en la última mitad de temporada hemos tenido episodios completos dedicados a la relación entre Priya y Leonard y la rivalidad/celos de Penny que se cargan, por completo, el espíritu friki de la serie convirtiéndola en una sitcom de parejitas más. Y para eso veo una que directamente lo sea como ‘Reglas de Compromiso‘ que sin duda me lo pasaré mejor. Menos mal que lo salva (a ratos) el cónclave de “arpías” formado entre Bernadette, Penny y Amy (me encanta los momentos “bestie”) que, a pesar de ser un elemento bastante típico aquí funciona de manera medianamente decente.

Sheldon y Amy

Un punto positivo de esta cuarta temporada (en realidad dos) es el descanso que le han dado al personaje de Sheldon. Sí, todos los episodios han tenido su dosis de Sheldon, pero lo que más me temía es que volviesen a la sobredosis constante del personaje que suspuso la tercera temporada (os juro que más de una vez consideré dejar la serie por lo cansino del personaje) y parece que los productores han visto que no es bueno explotar tanto a su Urkel personal (ahora que reponen Cosas de Casa en Factoría de Ficción, veo ciertos paralelismos preocupantes en cuanto a protagonismo a lo largo de la serie) y creo que han decidido darle un poco de descanso al personaje. O por lo menos eso parece a juzgar por el último tramo, que es donde más se ha notado esto (en los primeros cinco Sheldon estaba omnipresente).

Por otro lado el debut de Amy Farrah-Fowler (Mayim Bialik) es, dentro de lo posible, refrescante. Lo que en un principio parecía un Sheldon con tetas (así tendríamos dos Sheldon en la serie, una cosa terrorífica) ha demostrado ser algo más, dentro de sus similitudes con el personaje de Jim Parsons. Amy es la voz de la conciencia, con pocas aptitudes sociales pero no nulas como su “no novio”, siendo complementaria. Personalmente me ha encantado como nuevo personaje de la serie, al ser un personaje puente entre los chicos y las chicas de la serie, por lo que puede dar (y lo ha dado) mucho juego en el futuro si se sabe como escribirlo.

‘The Big Bang Theory’ se “descafeina“

Si tuviera que dar un apelativo a esta cuarta temporada de ‘The big Bang Theory’ es el de descafeinada. Tras alcanzar, en la segunda temporada, el punto álgido de la serie, en la siguiente todo se desinfló, con la sobredosis de Sheldon mencionada como síntoma principal de que algo fallaba. La cuarta apuntaba, en un principio, a recuperar el bache de esa tercera temporada pero los cambios de registro de la comedia hacia esa “romanticonería parejil”, a pesar de un carácter en principio temporal (el final de temporada apunta a un cambio de rumbo), no han ayudado nada a una serie que no es la sombra de lo que fue y que ve, jueves tras jueves, cómo ‘Community‘ le supera en todo (sobre todo en chispa y genialidad, aunque para mí también ha tenido cierto bache a mitad de temporada) menos en audiencia.

En líneas generales calificaría la temporada de mediocre. Ha tenido sus episodios buenos y los simplemente aburridos, dando en conjunto la temporada más irregular de la serie. La cuarta temporada de ‘The Big Bang Theory’ ha tenido sus momentos buenos y sus momentos malos, lamentablemente, estos últimos predominan haciendo que la balanza se incline hacia el lado negativo. No creo que este año los guionistas hayan dado lo mejor de sí sino que se han dejado llevar por la dejadez (valga la redundancia). Sin embargo hay ciertos detalles, como el tono algo más maduro que están cogiendo los personajes, que me han gustado.

‘The Big Bang Theory’ está renovada por tres temporadas más, así que espero que los guionistas, con Chuck Lorre en cabeza, tomen nota y logren recuperar la calidad que una vez tuvo esta sitcom. Sobre todo porque ya lleva dos temporadas viviendo de las rentas de las dos primeras temporadas y eso es una pena. Quiero volver a reirme con ellos, pero cuando en temporadas como esta se han pasado episodios enteros sin lograr arrancarme una carcajada (y los que me conocen saben que soy de risa fácil), hacen que me plantee seriamente si merecerá la pena ver una quinta temporada, y no digamos una sexta y una séptima.

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